Errol Flynn

Su Endiablada Vida

Aventurero en la realidad y la ficción, la juerga perjudicó su vida y su trabajo en Hollywood. Recordado por su carrera como un gran héroe de acción, su gusto por el alcohol y las adolescentes terminó pasándole una dura cuenta.

Nació el 20 de junio de 1909, en Hobart, Tasmania, Australia. Hijo de una familia adinerada, su papá fue un respetado catedrático y biólogo, mientras que su mamá era una amante de la navegación.

Crecería siendo un torbellino inaguantable, siempre metiéndose en problemas y dando dolores de cabeza a sus padres. Fue expulsado de todas las escuelas a las que asistió, tanto en Australia como en Inglaterra, país adonde la familia se radicaría en la década del 20.

Con 21 años volvió a su tierra natal para trabajar como policía, inspector sanitario, cazador, castrador de ovejas, pescador, soldado y limpiador de inodoros, entre otros. Luego de este extenso currículo, Flynn regresó al Reino Unido para entrar a estudiar teatro a la Academia Northampton Repertory.

Sus excentricidades lo llevaron a los 22 años a casarse con la controversial actriz de 26 años Lili Damita (“Esta es la noche”). Pese a que se rumoreaba que la bella artista era bisexual, Errol hizo oídos sordos a lo que llamó meros chismes, continuando con el enlace.

Su debut en el celuloide sería en Sídney, con 24 años, luego de pedirle a un amigo, el realizador Fletcher Christian, que lo incluyera en “Tras el motín a bordo” (1933). El pillo Flynn caería muy bien en la industria y con su aspecto atlético y metro 88 cruzó el Atlántico para ser contratado por Warner Bros. para protagonizar “El capitán Blood” (1935). Pronto se convertiría en la estrella favorita de los grandes largometrajes de peripecias y lo llamarían el heredero de Douglas Fairbanks, ídolo de cintas de aventuras de la era dorada del cine mudo.

Entre las producciones en las que destacó en la década del 30 resaltan “La carga de la brigada ligera” (1936), “El príncipe y el mendigo” (1937), “Robin Hood” (1938), “Dodge: Ciudad sin ley” (1939) y “Mi reino por un amor” (1939).

Hacia 1941, Errol y su mujer Lili tuvieron a su primer hijo, Sean, quien cuando era un adolescente quiso incursionar en la actuación, igual que su padre, al que admiraba con locura. No obstante, su camino se desvió hacia el fotoperiodismo, siendo uno de los mejores fotógrafos de la contingencia estadounidense. En 1970, a los 20 años, Sean viajó a Camboya, en medio de la Guerra de Vietnam, en donde desapareció sin dejar rastro. Su muerte fue reconocida en 1984.

ESTRELLA CAÍDA
Errol Flynn en pantalla era un rebelde, un héroe, un conquistador que tenía locas a sus fanáticas. Fuera de personaje, era un bebedor, un peleador, un mujeriego adicto al sexo casual, con un gusto especial por las adolescentes. El alcohol era su mejor amigo y, aunque se le había prohibido mientras estaba en rodaje, solía tener naranjas en su camerino, a las que les inyectaba vodka.

En 1942 fue acusado de violar a 2 menores de edad. Betty Hansen y Peggy Satterlee, ambas de 15 años. Ellas aseguraron haber sido violentadas sexualmente en la casa de Frederick McEvoy, uno de los mejores amigos del actor. Sería un largo juicio, las pruebas lo mostraban culpable, mas una fuerte defensa logró dar vuelta al jurado. Fue absuelto, pero su reputación se iría al piso.

Al salir de este proceso, su esposa Lili le pediría el divorcio. Dos años después contraería nupcias con la joven Nora Eddington, de 18 años, sin embargo, la relación duró sólo 6 años.

Para 1950 su mal vivir lo tenía demacrado. Con 41 años, la figura lucía de 60, lo que le costó perder sus roles de seductor. Más aún, comenzó a olvidar sus textos y mostraba un preocupante cansancio

Pese a esto, se encontró con la que sería el amor de su vida, la actriz de 26 años Patrice Wymore, con quien trabajó en “Cerco de fuego” (1950). Flynn se auto marginó de Hollywood y junto a Patrice viajaron a Europa. Fueron alrededor de 5 años los que pasaron antes que regresara a Estados Unidos, mucho más repuesto, para interpretar sus últimos filmes: “Fiesta” (1957) y “El ataque de las rebeldes” (1959).

La muerte lo pilló el 14 de octubre de 1959. Un ataque al corazón se lo llevaría con 50 años. Antes de fallecer, en 1958, el australiano dejó registradas sus memorias. El libro fue publicado póstumamente con el título “Mi endiablada vida”, un compendio de su aventurera y polémica existencia.

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