Guapo y enigmático, pocos sabrían que sufría de un constante sentimiento de abandono, buscando cariño y aprobación. Si bien no encontró el amor, hizo suspirar a muchas a través de la pantalla, siendo uno de los hombres más atractivos del cine. Tres largometrajes y 24 años le bastaron para convertirse en un mito tras su partida.
James Byron Dean nació el 8 de febrero de 1931 en Marion, Indiana, Estados Unidos. Hijo del granjero Winton Dean y la dueña de casa Mildred Wilson, la familia se mudaría cuando el niño cumplió 6 años a Santa Mónica, California.
Jimmy creció muy apegado a su madre, con quien sentía una conexión especial. Igualmente, el pequeño también sentía gran afecto por su papá, sin embargo, éste le ignoraba por completo. Esta frustración lo convirtió en un niño inseguro y de pocos amigos. A los 9 años su mamá murió a consecuencia de un cáncer uterino. El señor Dean –quien ni siquiera asistió al funeral de su mujer– aprovechó la ocasión para desentenderse del menor, dejándolo al cuidado de su tía paterna Ortense y su esposo en Fairmount.
Durante esta época ocurriría una tragedia. Dean habría sido abusado sexualmente dos años después que su progenitor lo dejara. El chiquillo, de familia metodista, se hizo muy cercano al pastor de la iglesia a la que asistía, James DeWeerd, quizá buscando la imagen paterna que le faltaba. El religioso ejercía gran influencia en el chico, tanto así que lo incentivó en su fascinación por la actuación, las corridas de toros y la velocidad. Cuando cumplía los 11 años, no obstante, el reverendo habría tomado ventaja de esta cercanía con Jimmy, quien habría callado el abuso y sólo lo habría contado a Elizabeth Taylor tiempo después.
A los 18 años, en 1949, James volvió a Santa Mónica, California, para vivir con su padre. Él nunca había sido un hombre de campo, y sabía que su futuro no estaba en las plantaciones de choclos de Fairmount. Comenzó a estudiar derecho, pero llegó sólo hasta el primer semestre, pues –pese a la reprobación del señor Dean– se matriculó en la Universidad de California para estudiar teatro, lo que provocó la inmediata expulsión de la casa de su padre.
En 1951, con 20 años, se mudó a Nueva York. Años más tarde contó que muchas veces no tuvo dinero ni para comer, se mantuvo en la Gran Manzana convencido que era el lugar y momento correctos para empezar su carrera. Comenzó haciendo una serie de comerciales para Pepsi Cola. Incursionó luego en televisión y teatro, hasta que llegó al famoso Actor’s Studio, en donde se había preparado su ídolo de siempre, Marlon Brando (“Nido de ratas”).
ESTRELLA SALVAJE
En 1954 recibió el llamado de Hollywood a través de la figura del cineasta Elia Kazan, quien anteriormente había dirigido a su idolatrado Brando, y esta vez probaba a Dean para el papel estelar de “Al Este del paraíso” (1955). Es que en su paso por el Actor’s Studio había dejado huella. A la hora de darle el papel de “Cal Trask”, Kazan se fijó especialmente en la inestabilidad emocional que Dean proyectaba. Su debut significaría firmar un cuantioso contrato con los estudios Warner Bros.
En 1955 vivió un romance con la actriz italiana Pier Angeli, a quien conoció en los platós de Warner. Con ella fue feliz y tenían grandes planes. Pese a ello, la madre de Pier la presionaba y el hecho de que Dean no fuera católico y tuvieran relaciones íntimas, hizo que se llevara a su hija de regreso a Italia, obligándola a casarse con el cantante italoamericano Vic Damone. James quedó con el corazón roto.
Al terminar de rodar con Kazan, comenzó el rodaje de “Rebelde sin causa” (1955), película que se volvería un ícono de la juventud del siglo XX. El filme fue coprotagonizado por otras futuras leyendas: la bella Natalie Wood (“Amor sin barreras”) y Dennis Hopper (“Busco mi destino”), amigos de Jimmy.
Dean cumpliría su sueño al conocer a Marlon Brando. Eran jóvenes y alocados, las chicas los adoraban. Brando había invitado a una de sus fiestas a la suiza Ursula Andress (“Dr. No”), una joven de la que estaba totalmente prendado y a quien había ayudado a iniciar su carrera en Hollywood. Mas ella puso sus ojos en Jimmy y empezaron un informal romance.
Un nuevo desafío tenía el ahora galán: “Gigante” (1956), del director George Stevens, en donde conoció a su gran amiga Elizabeth Taylor. Por otro lado, se ganó la enemistad de Rock Hudson, quien consideró a Dean una estrella mimada.
Cuando todo parecía estabilizarse para James, un accidente cambió la historia. El astro había adquirido un nuevo auto, un Silver Porsche 550 Spyder, al que bautizó como Pequeño Bastardo. El 30 de septiembre de 1955, el joven manejaba su deportivo. Eran las 15.30, cuando él y su mecánico probaban el vehículo, siendo detenidos por la policía. Pese a que Dean fue multado por manejar a exceso de velocidad, continuó conduciendo con el pie en el acelerador. A las 17.30 colisionaron contra otro automóvil. Pese a que el copiloto sobrevivió, el choque causó la muerte instantánea de James Dean, convirtiéndolo en leyenda con apenas 24 años.
“Sueña como si fueras a vivir para siempre. Vive como si fueras a morir hoy”, fue la decidora frase que alguna vez pronunció el galán de ojos tristes. La Academia lo honró con dos nominaciones póstumas al Óscar, por “Al Este del paraíso” y por “Gigante”, ambas en la categoría de Mejor Actor.
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