La Partida de un Grande
A los 88 años nos abandonó uno de los máximos astros del firmamento hollywoodense. Pero su luz continuará en cada una de las obras en las que demostró un control perfecto de aquel talento que lo hizo brillar por décadas.
Dicen que nunca temió a los desafíos, todo trabajo lo sacaba adelante, sin fanfarronear. A pesar de su extensa y variada filmografía, la Academia nunca le concedió una Óscar, hasta que en el 2017 se le otorgó una estatuilla por su trayectoria. En la oportunidad, el actor del 1,93, voz profunda e intensos ojos azules, inundados de lágrimas ante tamaña emoción, dedicó el reconocimiento a su familia y a los personajes que lo hicieron mejor persona. “No me lo merezco -comentó sobre el galardón-. Pero tampoco me merezco la artritis que tengo”, apuntó al aceptar el reconocimiento, dando cuenta del humor y humildad que marcaron su carrera.
Donald McNichol Sutherland nació un 17 de julio de 1935, en Saint John, New Brunswick, Canadá. Hijo de Dorothy y Frederick Sutherland, y hermano de John y Betty, ambos mayores. Su madre era profesora y su padre trabajaba como vendedor y administrativo en una compañía de gas y electricidad. La familia vivía en una granja en las afueras de la ciudad. Sin embargo, Donald era la gran preocupación de sus progenitores, puesto que de pequeño cayó en varias oportunidades al hospital. Allí fue tratado por fiebre reumática, una enfermedad provocada por resfríos mal cuidados, hepatitis y poliomielitis.
Con ansías de aprender un poco de todo, con 14 años empezaría a indagar en el mundo de las comunicaciones. Consiguió un trabajo de medio tiempo como reportero para la radio local CKBW, despachando noticias desde las calles de la localidad canadiense. En 1954 entró a estudiar a la Universidad de Toronto, cursando estudios de Ingeniería y Arte Dramático ¿Qué más dispar que esto? Una vez terminada su etapa universitaria, quiso dedicarse a ser ingeniero, sin embargo, no pudo escapar del imán de la actuación y, sin preguntarle a nadie, tomó sus maletas y voló a Inglaterra. Allí estudió en la Academia de Música y Arte Dramático de Londres. En la isla británica consiguió sus primeros papeles, solo experimentales y figurantes en filmes televisivos. A Estados Unidos llegó a probar suerte en 1960.
No fue hasta 1967 que su aclamada actuación en la cinta bélica "Los doce del patíbulo" (1967), lo catapultó como una de las promesas del cine de la época. "M*A*S*H" (1970) se convirtió en su segunda prueba ante el público. El largometraje se convirtió en un clásico y evidenció la facilidad de Sutherland de pasar del drama a la comedia sarcástica sin problema. Luego protagonizó "Klute" (1971), con Jane Fonda, confesando muchas décadas después que ambos tuvieron un affaire mientras se hallaban casados.
En 1976 volvió a cruzar el Atlántico para ser dirigido por Federico Fellini en la aclamada "Casanova" (1976). Coincidiendo en Italia, ese mismo año y bajo las órdenes de Bernardo Bertolucci, rodó "1900", junto a un joven Robert De Niro. De regreso en Hollywood, estelarizó el galardonado drama "Gente como uno" (1980).
De la extensa filmografía de Sutherland se podría hablar mucho. Mas quizá lo más interesante fueron los giros que tuvo en su carrera, sin importarle ser protagónico o secundario, experimentando distintas facetas de la actuación. Desde los 90 se inclinó por los roles menores. No era un retroceso, sino más bien un reto. Lo vimos en filmes tan distintos como "JFK" (1991), de Oliver Stone, "Orgullo y prejuicio" (2005) o la popular saga "Los juegos del hambre" (2013-2014-2015), interpretando al malvado "Presidente Snow", flemático villano que le trajo el reconocimiento de las nuevas generaciones.
Atractivo hasta sus últimos días, co ntrajo matrimonio 3 veces. La primera con Lois Hardwick en 1959, divorciándose en 1966. Luego vendría Shirley Douglas, con la cual estuvo desde 1966 hasta 1971, y con la que tuvo a los gemelos Kiefer y Sarah, para casarse en 1974 con Francine Rocette, mujer con la que pasó el resto de su vida. Ella es la madre de sus hijos Rossif, Angus y Roeg.
Este pasado 20 de junio se apagó la vida del obrero de la actuación a los 88 años, quien provocó risas, cautivó con suspensos y emocionó con dramas, siempre con la dosificación perfecta en cada rol. Una larga enfermedad dio paso a un merecido descanso de su largo trabajo, que le regaló "una vida bien vivida, haciendo lo que amaba", tal como lo expresó su hijo y colega Kiefer Sutherland.
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